Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

martes, 8 de diciembre de 2020

Juan Bolaños: El señor de los cangrejos por Carlos Lira Gómez

Siempre llegaba a las islas con su equipo de trabajo a estudiar, con el mayor respeto, a los cangrejos. Los buscaba y sólo de ser necesario, los capturaba, los estudiaba, clasificaba, preservaba, etiquetaba y embalaba para llevarlos al laboratorio, y muy eventualmente, los comía. Sólo en este último caso, los cangrejos cobraban venganza y entonces lo intoxicaban, lo hinchaban y lo llenaban de comezón, pero núnca llegaban a asfixiarlo, pues ellos también lo respetaban.

Juan no era un sabio normal, no estaba encerrado en su mundo de academia, donde pocos podían entrar, al contrario en la tarde cuando cesaba la faena de estudio, algo cambia en su interior, su personalidad se transformaba, entonces era un pescador mas, y ayudaba a levar las nasas y a limpiar la pesca, bromeaba como un «hijo de la vecina» y no desdeñaba un trago de lavagallo, que empinaba sin resoplar.

Foto referencial por @mtulard
Los cangrejos no rehuían su presencia, se dejaban atrapar sin importarles si simplemente les iba a dar un vistazo o los iba a introducir en su bolso de muestreo, y cuando llegaba a la orilla, los pescadores le preguntaban por los nombres científicos de los distintos animales que había atrapado, y aunque siempre les respondía con aire docto y misterioso con nombres irrepetibles, luego sonreía y decía – o sea una «caracha patona» o un «morito» o un «capuco» o un «burgao», según correspondiera, y se iba a hacer sus anotaciones.

Las noches siempre eran otra cosa, no importaba cuán largo y ajetreado hubiese sido el día, las noches eran para el dominó o la parrilla a la luz de la luna o simplemente la conversa entre tragos y el cigarrillo que jamás lo abandonaba. Algunos pescadores decían que lo habían visto bucear y fumar bajo el agua…y quizás hasta era verdad.

Casi siempre cuando tomaba café apoyaba un pie sobre una roca, un tronco o cualquier objeto, y se quedaba ensimismado viendo al horizonte como queriendo descifrar algún misterio sólo conocido por él.

Hoy muy de madrugada llegó sólo a la playa y los pescadores se extrañaron por la falta de su inseparable equipo, tampoco escucharon llegar el bote. Juan bromeó con todos, pidió su tacita de café y se fué a ver el amanecer a la orilla de la playa. Cangrejos, camarones, langostas y crustáceos de los más variados y vistosos colores comenzaron amontonarse alrededor de Juan hasta taparlo por completo. Cuando los pescadores intentaron socorrerlo, la marejada de cangrejos comenzó a alejarse poco a poco hasta que sólo quedaron guijarros y la brisa limpió la arena.

Escrito por Carlos Lira Gómez

Régulo López, Juan Bolaños y Jorge Barrios en Cubagua.
Cortesía de la Revista Academia Hoy N°11







martes, 1 de diciembre de 2020

El mejor año de porquería


Son tantas las personas que han sufrido en este pandémico año y tantos otros que se han ido de este lugar, al que unos le llaman la tierra y otros hogar, que pudiese usted sentir pánico si escucha a alguien definir al 2020, como un buen año, el que inició en ese enero de exportación multicontinental de un virus y que asombraba con un terrible incendió en Australia, devorando bosques y miles de especies animales. 

Foto de @purzlbaum
¿Quiénes en sano juicio tras meses donde lo que era ya no es, destrucción de hábitos y construcción de otros nuevos porque sí, escogería al veinte veinte para su top Mejores años de la vida? 

Muchos, los que entendieron que debían aprovechar el cambio y los niños, siempre ellos, pintando porque les gusta y no porque la maestra lo pide, sin usar reloj ni intenciones por saber qué hora será. Van cantando, jugando con sus padres en casa, poniéndose cubrebocas ellos y sus muñecos, posiblemente lo extrañarán cuando la vida vertiginoza retorne con más ahínco. 

El año que se acaba al finalizar este diciembre, ha sido complejo de digerir, algunos aún no pueden y otros, lo hacemos días si y otros cuantos no. Despertar y aprender a vivir sin las cansadas rutinas de siempre, mientras el ánimo va en montaña rusa; la preocupación de tener ingresos variables que pueden llegar a cero, pero con tiempo para leer lo que no se hubiese podido leer ni descubrir, tiene su punto.

En este período no se despierta temprano para llevar a los hijos a la escuela, se intenta cumplir con el -sencillo- rol de maestro en casa, evitando mezclar funciones con las de padres; mientras, se va reescribiendo en cada salida del bunker a la compra, un riguroso método de protección en el que frecuentemente al ejecutarlo, se olvida el tapabocas y debes regresar por él.

Este año ha sido una experiencia buena pero mala, ojalá se entienda. Una etapa que ha dejado aprendizaje pero que no quieres repetir, como una asignatura complicada en la universidad que no pretendes volver cursar, mejor que venga otra distinta; como el restaurant al que deseaste ir y cuando por fin vas, encuentras una mosca justo antes de terminar tu plato, seguro podrás irte sin pagar, que bueno, pero no querrás volver para otra degustación.

Esta porquería ha dejado momentos buenos y muertes, lejanas y cercanas. Jóvenes y viejos han partido adelantadamente, y por eso cuesta decir que el dos mil veinte ha sido un gran año. Tocó además, convivir consigo mismo, sin huir en otras personas, cerca del ser, conociendo quién eres, en este complejo momento que ha dejado tiempo extra para  mucho pensar. 

Con seguridad, hay personas que no han visto lo grandioso que tiene este nuevo mundo desordenado que seguimos descubriendo, tampoco yo lo veo todos los días. Para ello, cada quien debe aprender a amar su caos, como lo explica Albert Espinosa en el Mundo Azul. También serviría formarse en la vida para estar atentos a encontrar detalles que se miran, aprovechando el tiempo, quitando atención a lo prescindible.  

El horizonte seguirá mostrándose empedrado y con baches de todas dimensiones, cuarentenas en diversas modalidades se extenderán alrededor del mundo al menos hasta 2021, por lo tanto, las condiciones en el globo no habrán cambiado mucho cuando iniciemos el siguiente calendario. Entonces, corresponderá sin saber realmente hasta cuando, seguir esquivando contagios y seguir aprendiendo. 

En algunos países irán arreglandose las rutinas, mientras en otros, no quedará mejor opción que amar al caos, tu caos, como lo describe Albert. Por eso, no estaría de más ni tampoco mal, adelantarse e inscribirse en el selecto y reservado grupo de gente que incluye y recordará al mejor año de porquería, como un top five, como mi hija que lo ha hecho y recién ha cumplido cinco años de edad.

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42

miércoles, 23 de septiembre de 2020

¡Usted es mi hermano!

El fanatismo por Guaco para quienes nacieron en los años ochenta debió crecer en los noventa cuando salió Archipiélago, pegando el éxito Como es tan bella.

Desde ese entonces, algunas canciones de Guaco pasarían a ser banda sonora de relaciones amorosas de mucha gente,  recuerdos de historias finalizadas y flechas en fase de conquista cuando esa otra persona compartía con gusto el género.

Seguramente la historia de Fran con la banda va por ahí, fue un fanático más que fiel, se describía como guaquero, además tuvo el plus de hacerse amigo de su ídolo Luis Fernando Borjas; a quien además intentaba interpretar vocalmente y lo lograba.

Como era insuficiente el talento musical innato de Francisco Javier, El 20 de julio de 1985 en su nacimiento, junto a él, después de convivir en la barriga de Claret, vino Juancho con un cuatro para formar esa extraña pareja de tres, cariñosamente identificados como los morochos o los gordos.

Ese travieso par que en alguna época dio algunos dolores de cabeza a su madre, encontraron desde muy jóvenes una exitosa manera de relacionarse públicamente, dándose a conocer a fuerza de amistad, serenatas tocadas y cantadas por ellos, ocurrencias y carisma, acompañado una que otra vez por -unas pocas gotas- de bebida destilada. 

En cada pausa de Juan Francisco con el cuatro estaba Fran animando con otra canción, baile o una imitación de amigas bastante natural. Las discusiones o enfados temporales entre ellos también podían ocurrir, y lo hacían saber: “¡Es que Juancho…!” o “¡Es que Fran!”…, dependiendo quien pusiese la queja, pero permanecían en el sitio, sin alterar el repertorio, sin abandonar amigos ni tragos pendientes. 

Inesperadamente Fran se ha ido físicamente, y aunque no existe buena hora para morir, una verdad ha sido que, él no se fue en buen momento. La pandemia obligó a familiares y amigos a guardar distancia, hubo menos compañía presencial para sus seres queridos y escasez de abrazos necesarios.

Para la tranquilidad de todos, vale saber que no estuvo solo en sus últimos días y aunque pareciese impensable que alguien faltase por conocerle en Margarita, hizo nuevas amistades durante la hospitalización, un hecho que para nada desentona con su comportamiento habitual de públicamente, sin temor, ni reservas decir palabras de afecto, cariño y amor a todo aquel con quien congeniara. 

Allí, en una camilla por varios días siguió siendo él y sin protesto se mantuvo contando anécdotas con los presentes, haciendo reír, atento de su esposa que le esperaba afuera, poniéndose a la orden de la gente para encontrar algún repuesto en Toyoamigo donde hacía llave con uno de sus hermanos de vida, Jesús Caraballo; en ese transcurso también respondió mensajes a todo el que supo que jorungaba su teléfono aún, y tuvo tiempo de "quejarse" porque Juancho le llamaba muy seguido para saber de él.

En la memoria ha quedado Francisco Javier como una buena persona, con 35 años mantenía la esencia de un niño sin maldad, un buen hijo, hermano de sus amigos a quienes acostumbraba llamarles usando los dos nombres, cargado de gestos nobles, un gran tío de sus sobrinos como lo demostró por años con Camila antes que María Rosa migrara y recientemente, con Fabían y Braulio, primogénitos de Pablo y Juancho, respectivamente.  

Volviendo a su vínculo con Guaco, con cada canción puede recordarse su vida, esa alegría permanente. Fran solía escarbar cada coro, estrofa o retazo pegajoso de esos temas, extrayendo las mejores partes con sus arreglos para compartirlos cantándolos. 

No requerirá esfuerzo pensarle, hizo mérito, quizás sin saberlo o tal vez si que lo sabía, así como entendía el concepto de amistad. Poco tiempo antes de su partida, le escribió a un amigo en común que se fue del país un año atrás: 

"Mijo querido, hoy te he recordado demás!!! Aunque aquí nos veíamos poco igual el sentimiento de quererte y amarte está intacto. Quizás no fuimos los mejores amigos pero siempre en mi corazón estabas como parte de mi familia. Aunque no eramos de pasarla juntos, cuando nos veíamos era demás de increíble. No te olvides que existen personas en el mundo que te quieren". 

Y como si fuesen pocas las vivencias para recordarle, donde suene el cuatro de Juancho, allí estará Fran, en la primera voz, la segunda, el coro o tarareando porque ellos seguirán siendo uno.  


"Para mi hermano querido del alma".

Francisco Javier Rojas Suárez de… † 23-08-2020

viernes, 21 de agosto de 2020

Temores

Los niños temen al coco, al perro suelto que se acerca mientras pasean, a creerse perdidos en el supermercado, a la oscuridad, y a tantas otras. Con los años, hechos adultos esos pequeños, extinguen sus temores en el olvido, descubren sus sinsentidos, pues en ocasiones no había razones.

Mantener la libertad, atesorando lugares donde se ha podido expresar abiertamente, sin perder la paz e independencia, es prioridad en el ser humano hecho adulto, incluso en países con regímenes no democráticos donde pareciese un imposible, se intenta pese a la posibilidad permanente de no ser libre.

Por años Venezuela, ese país en el que ahora, es costumbre anhelar la plenitud pasada, sufrido hoy entre calamidades, resistió al temor a ser igualado en miseria con Cuba, un temor que creció rápidamente para dejar de existir, se ha extinguido.

"Ahí vamos pareciéndonos a Cuba", decía cualquiera. De ser un chiste incrédulo, una broma que especulaba con un peligroso futuro, se convirtió en un temor formal a ser otra isla, una más regentada por totalitaristas.

Para la fecha en que se publican estas líneas, el pavor se ha ido. Así como los niños dejaron sus miedos, se ha esfumado ese temor. El plan siniestro de quienes manejan los hilos de poder se concretó, lograron asemejar a la Venezuela de posibilidades con el lastre cubano.

Venezuela y Cuba o viceversa, cada día más símiles sin importar el orden en que se observe. El sistema de una es el de la otra. El experimento importado hasta Caracas ha dado el mejor fruto, una mutación permanente que alimenta la capacidad de un sistema retrogrado para mantenerse en pie en 2020 y más allá.

Libertades cercenadas, hambre, detenciones arbitrarias, fallecidos sin atención sanitaria, corrupción, dádivas como salario, colas para adquirir productos, delincuencia, nacionales en el exilio, falta de gasolina, apagones, bodegones en divisas y pare usted de contar, son prácticas afianzadas en ambos islotes.

Ahora que son dos gotas de agua y la franquicia cubana se ha esparcido sembrando carencias entre carencias, el miedo a ser como la otra no es posible, se ha esfumado, son ya iguales.  

Así como los niños dejaron de temer al coco para temer como adultos, en Venezuela ya no se teme ser como Cuba. La supervivencia apremia arreando vidas agotadas de una población que ha anticipado su vejez, mientras sigue soñando ser libre y solo teme al olvido.

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42

viernes, 24 de julio de 2020

Corrupción Reloaded por @avlis1000

Las habilitaciones, los permisos, la autonomía. Una renovada forma de corrupción en tiempos de pandemia.

Corren tiempos difíciles en Venezuela: tiempos de recesión económica, de pandemia, de cuarentenas; sin gasolina, agua ni luz. Algunos con dolares otros muchos con dolores y la mayoría de la gente pasando trabajo. 

Esta situación ha obligado a la corrupción en nuestra hermosa ínsula a reinventarse (palabrita mas que baboseada en estos tiempos), renovando y potenciando viejas estrategias para seguir robando a cuanto inocente o no tan inocente se les atraviese.

Durante décadas el sector donde hice vida profesional fue inmune, o casi, a la corrupción. Eran muy pocos los casos que se veían y los farmacéuticos nos sentíamos orgullosos que las cosas funcionaran legalmente sin necesidad de coimas o amiguismos. De reojo veíamos a veces como a algunos inspectores de otros sectores o a sus jefes les regalaban botellas, comidas o un sobre por aligerar el otorgamiento de permisos o hacerse los ciegos ante violaciones de normas legales. Eran muy pocos, de sobra conocidos, muchas veces denunciados y hay que reconocer, pocas veces castigados.

Pero, parafraseando al cantor aquel ( Y en eso llego Fidel. Carlos Puebla): “Llego Maduro II y mandó a acelerar”. Desaparece el recato y la decencia, sin sonrojo alguno funcionarios de toda categoría se dedican a la caza de incautos a quien esquilmar usando las excusas de lo lento de los trámites a menos que se "habilite" previo pago en dolares. La autonomía da para todo. Jefes sinvergüenzas ¿abogados trastocados en sanitarios? exhortan públicamente a sus subordinados a salir a la calle a cerrar establecimientos o inventar sanciones que luego son levantadas previo pago, no en bolívares devaluados sino en billetes verdes con la cara empelucada de Benjamín Franklin. En las oficinas circula un tarifario de la corrupción que todos conocen y muchos aplican. Las sanciones se levantan en oficinas cerradas y pasillos oscuros lejos de la mirada de los decentes que gracias a Dios aun quedan.

Lo triste y dramático es que los que deberían protestar prefieren ver hacia otro lado, taparse las narices y uno que otro, también sobradamente conocido se convierte en gestor de la corrupción recibiendo como pago sonrisas, palmaditas e impunidad para sus desmanes.

Eso algún día se acabará estoy seguro y los que hoy abusan, corrompen y son corrompidos tendrán que rendir cuentas y ser castigados. Con esa fe me mantengo y le pido a la Virgen del Valle que algún día la justicia se imponga juzgue y castigue. También pido que nunca se vean esas acciones de robo y corrupción como algo normal en nuestra amada isla, en nuestro amado país.

Por Rafael Silva Figueroa 
@avlis1000

viernes, 10 de julio de 2020

Félix Crudele Marín: Todos pueden aprender a tocar el cuatro

Con paciencia va enseñando técnicas básicas y avanzadas para la ejecución del instrumento. Desde casa produce tutoriales que publica en su canal Solo Cuatro vía Youtube.

El instrumento prodigio nacional se ha adaptado con virtuosismo y sin importar recelos. El cuatro ha logrado cruzar las fronteras mostrando sus distintivos punteos, arpegios y nuevos sonidos que siguen al charrasqueo típico en la música tradicional venezolana.

El recorrido de tantos maestros admirados como: Freddy Reyna, Hernán Gamboa y más recientemente Jorge Glem, ha dejado infinitos aportes, afianzando el acompañamiento, la interpretación solista; y ahora, la incursión en géneros foráneos, amagando con refugiarse por el mundo. 

Tiempos de globalización y valor por el conocimiento ameritan esfuerzos por la continuidad del instrumento oriundo. Félix Crudele Marín, un curioso cuatrista y altruista de la pedagogía, interpreta como designios de esas cuerdas, afinadas en la, re, fa sostenido y si; llevar su enseñanza a cada rincón con un clic.

Con 9 años vio a Cheo Hurtado ejecutando y decidió ser músico, demostrando que nada tuvo que ver nacer el día del Músico en 1991. Arpista y vanguardista de la educación para el cuatro, apoya no encasillar al instrumento en el joropo, tema que le agobia; por ello, resolvió enseñar el arte a todo el que guste reproducir sus tutoriales en Youtube

¿Consciente de ser el maestro del cuatro con más alumnos en el mundo?

Sí, es un compromiso muy grande con tanta gente suscrita al canal. Me da felicidad pero a la vez mucha responsabilidad porque me convierte en una referencia, haciéndolo más difícil, estoy contento por eso.

Un apellido oriental y otro de…

Tengo familia margariteña, mi mamá Severina Marín es de Boca del Rio de la calle Bajo Seco. Una vez fui y tengo familia que ni se, conocí una primamenta, hijos y nietos de los hermanos de mi abuelo, todos eran primos. El folclorista Eduardo Marín es mi tío abuelo, él tocaba cuatro, mandolina y la cuereta. Mi otro apellido proviene de Italia, mi padre migró desde Europa en los años 50.       

¿Se nace para ser cuatrista o se puede aprender?

Soy partidario de la expresión: todos pueden aprender a tocar. A veces encontramos niños con talento desbordante, aprenden una canción en cinco minutos y quieren otra. Otros por el contrario, no tienen ese talento pero son constantes. Según mi experiencia, terminan siendo músicos estos últimos. Otros con mucho talento se aburren y lo dejan.

¿Cómo globalizar al cuatro?

Estamos en ese proceso. El instrumento aún está venezolanizado. Algunos cuatristas están haciendo música internacional pero el público sigue buscando el merengue, joropo, un tuyero. Cuando tocamos bolero, salsa, un rock de Los Beatles o algo de un videojuego es visto exótico, no típico. Falta ese proceso de concientización del público que ocurrirá con el pasar de los años.

¿Cómo avanza la internacionalización?

C4 trío y otros están por ahí en el extranjero haciendo trabajos como solistas. Acompañantes como Carlos Capacho han estado en Berkeley College of Music en Boston. Él desarrolló técnicas interesantes con el cuatro y su aplicación al Jazz.

Cuéntanos más de esa evolución.

Podría significar ver un solo de cuatro de Autumn Lives o Jimi Hemdrix con punteos y más cosas. Eso le ocurrió a la guitarra que fue un instrumento folclórico, español-árabe; Con ella incursionaron en el flamenco, otros en el jazz, baladas, pop. Hoy la guitarra está presente, podría decir en todos los géneros, eso le falta al cuatro para culminar el proceso.

¿Cómo llegaste al instrumento?

Tuve clases de cuatro a los 7 años con mi profesora Mercedes Lugo en el conservatorio Lino Gallardo en la Castellana, luego me dediqué a la música clásica. Cuando empecé materias como: teoría y solfeo, armonía y estética, aprendí muchas cosas en el arpa, cadencias, acordes y me dije: si esto lo puedo hacer en el arpa también en el cuatro.

¿Cómo surge la idea de Solo Cuatro en Youtube?

Bueno, cuando estudiaba no había tutoriales, sino algunos vídeos de Cheo Hurtado, de un tal Jorge Glem, pero no había vídeos ensañando. Los veía y aprendía cuadrito por cuadrito, acorde por acorde. Luego me pregunté, cuántos estarán como yo  por aprender y por equis razón no pueden pero tienen internet.

Entonces pensé que podía ayudar desde mi casa y de forma gratuita. Comencé a subir tutoriales al canal, uno a uno, pasito a pasito, explicaditos, aunque en ese momento ya había otros rudimentarios que solo decían: El ritmo de joropo es así: chi, qui, chi, chí, sin explicación.

¿Se puede subsistir económicamente monetizando vídeos de cuatro?

En estos momentos diría no, la monetización de Youtube para Venezuela es baja, la más alta del mundo la tiene España con un dólar y pico por cada mil vistas. En Venezuela es 0,3 o 0,4, no es rentable, pero no es problema porque del canal surgen iniciativas.

¿Cuáles?

Por ejemplo, tengo alumnos por Skype en diferentes países, la venta de instrumentos, patrocinios de tutoriales específicos. También he recibido instrumentos como patrocinios.

¿Alguno que destacar?

Recibí un cuatro del lutier y cuatrista japonés Yasuji D’Gucci, él vino a Venezuela y me contactó, quería dejar uno, me ofreció el cuatro celeste para utilizarlo como instrumento principal y es el que uso en mis vídeos; tiene una media luna y un diseño peculiar.

En Japón vamos bien con la internacionalización. ¿No?

Si, de hecho en la universidad de Tokio está la estudiantina Komaba. Hacen exclusivamente música venezolana con su acento y todo. “Yo tlaigo un glito llanelo”, la cantan buenísimo.

¿Creció el canal durante la pandemia?

Si, ha crecido más, he podido subir más vídeos porque tengo más tiempo libre, antes grababa los domingos y publicaba uno por semana. Ahora subo al menos tres, más una transmisión en vivo los domingos. Empecé la cuarentena con 29 mil suscriptores y he superado los 34 mil. 

Parece que hubieses estudiado docencia.

La verdad no lo estudié pero me han dicho que tengo facilidad para enseñar. Pienso es heredado, mi mamá es profesora de biología y química. Mi papá es técnico electricista en un taller mecánico y le llaman el maestro porque ha enseñado a muchos.

En el canal he recibido comentarios por la pedagogía. Yo aplico tips de maestros que me han enseñado y se me ha dado bien en el colegio Emil Friedman donde trabajo y he llevado alumnos a la Siembra del Cuatro quedando finalistas.

¿Regañas a los alumnos?

Claro que regaño a los alumnos porque me escriben que quieren aprender el pajarillo de Luis Silva, pero les pregunto si saben los acordes o el ritmo y  admiten no saberlo. Por eso siempre digo como vas a vivir el lunes, si no ha pasado viernes, sábado ni domingo.

Pronto tendrás heredero. ¿Lleva ventaja tener al profesor en casa?

Uno de mis sueños locos es tener un concierto tocando junto a Félix Matías, mi hijo; espero herede la parte musical que su mamá también tiene pero esconde. Si le gusta otra cosa también le apoyaré. 

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42


Publicado el 10 de Julio de 2020
   Diario Sol de Margarita







lunes, 29 de junio de 2020

Lógico

En alguna navidad de un año incierto, entre mi adolescencia y adultez, coincidimos en la típica parranda margariteña que hicimos ocasionalmente por El Palosano, caminando cada quien con un instrumento y la voz, alegrándonos con alcohol propio y regalado por hogares dadivosos que se desprendían del brebaje de peor calaña.

Parrandas, parrandas y mucho Gualberto, tenía repertorio suficiente para cantar en pascuas, y eso es bastante. Todos saben que la parranda no dura sin cantante que sepa canciones.

“Hombre parrandero no debe morirse para divertirse con sus compañeros”.

Sin academia pero con una recopilación de versos acompañados con un cuatro,  tambor, charrasca o viva voz, logró ser inspiración para la hija menor, quien para suerte, eligió la música para la vida, se fue orgulloso.

Físicamente partió en tiempos de cuarentena 2020 y mientras la mayoría estaba encerrada, él se sentaba fuera de casa como si nada pasara en el mundo, le pasara, ni le pesara, como si estuviese agarrando fresco en una tarde sin servicio eléctrico.

Desde que regresó a Margarita, cinco veces conversamos guardando la distancia social y otras quedaron inconclusas por Whatsapp. Decidí contar esas veces e intenté memorizar las conversas. Se mostraba tranquilo tras su viaje a Caracas, era el mismo pero con menos tiempo.

Hablamos de deportes y la desdicha para sus fanáticos al perder Directv, descubrí también que le apasionaba la Fórmula 1, entonces le recomendé Drive to survive una serie de Netflix. El preguntó par de veces el nombre, por eso, quiero pensar que pudo verla y distraer al dolor que  en nuestra última tertulia, manifestó sentir.

El día que más conversamos no se extendió porque mi hija quería ir a casa. Ese día me contó de Alejandro, un amigo en común que reside en Alemania. “Hablé con Ale, está vergatario pasando frio por allá”, me dijo. Por ahí nos fuimos charlando como en aquella época de trayectos ida y vuelta para ver ganar -y perder- a Guaiqueries.

“Tan bonitos tus Guaiqueríes”, decía alguno de nosotros al otro cuando perdían, para luego concluir: “¿A qué hora nos encontramos para ir al juego mañana? ¿Tienes entradas?”.

Para cada frase obvia, indudable e incuestionable, común era que respondiese con ese particular y tajante, lógico. 

Así lo escuche una vez más: -Que bueno pudiste regresar, mejor estar en Margarita con María José y Oriana. ¿No?

- Lógico, contestó.

Para mi amigo Carlucho (Carlos Rojas) † 29-06-2020


lunes, 25 de mayo de 2020

Expertos

Se sabe que mienten, la experiencia y la vibración que irradian frente a cámaras, demuestra que falsean en cada declaración donde deberían informar veraz y científicamente para que las personas comprendiesen cada por qué de la pandemia y su cuarentena. 

El irrespeto por la población, por cada profesional sigue en el guion. Extensas cadenas para repetir frases, culpar y mostrar métodos que no se cumplen; otras para dispersar odio, regañar, burlarse y terminar desinformando al estilo de Goebbels. 

Es el eslabón del sistema de poder que humilla comunicando, a través de “voces expertas” que lucen batas blancas, asegurando la eficacia en el cumplimiento de un plan -que aplana la curva de contagios-.

Hace unos años el jerarca obrero, heredero impuesto y burlón por libreto, reinauguraba un hospital en Vargas. “Los médicos” algunos con dialecto de una isla caribeña le regalaron una bata, tras una breve insistencia se la colocó y dijo entre risas: Ahora si parezco un chichero.

No hay respeto por la gente, por el médico, ni por el chichero. No les agrada la crítica ni quien la hace, tampoco los ciudadanos calificados, por lo que no hay simpatía por los científicos, pese al gusto que tienen por disfrazarse de ellos para mentir u omitir al informar. 

Amparados en la cordura de la que otros carecen, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN) en aras de colaborar con la situación y prevenir en Venezuela muchos más casos de coronavirus, presentó un informe atendiendo a los datos disponibles.

Con el temor que implica alzar la voz en este sistema, la academia hizo recomendaciones como: aumentar las pruebas PCR-RT, únicas validadas por la OMS; pidió el número de pruebas tomadas y resultados positivos para así evaluar los sesgos y urgió descentralizar el diagnóstico que solo se hace en Caracas. 

Asimismo, se atrevió a dar proyecciones tomando en consideración los datos oficiales, criticados por no ajustarse al escenario epidemiológico del virus, estimando un subregistro de entre el 63% y 95%, lo que prevé en cada contexto planteado un pico de más de 1000 casos nuevos cada día después de la primera semana de septiembre.

Inmediatamente y como era de esperarse salieron expertos de la nada, catalogando a la academia de alarmistas, acusándoles de sembrar terror al pueblo, huyendo así de las cifras y la ciencia que hoy advierte una posibilidad latente en un país con sistema de salud precario. 

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42


miércoles, 13 de mayo de 2020

Entre tormentas

La pandemia este 2020 ha logrado emparejar a las sociedades alrededor del mundo por días, semanas, meses, por solo un momento. El encierro ha sido el escenario mayoritario para millones de personas que juegan la lotería del virus sin haber comprado boleto.

En Venezuela ese efecto también ocurrió internamente. Las diferencias entre estratos son menos, afectados por la inactividad del momento y sus consecuencias que llegaron para sumarse a la depresión previa causada por otro virus, el chavismo. 

Se han encontrado dos tormentas sin dar tregua a una población que pide a su Dios buena salud, hasta tanto puedan migrar o superar el temporal de ambos vendavales. 

El encuentro de tempestades y la cuarentena decretada han concurrido para sentar de golpe sobre la realidad a otro lote de gente, los ajenos al problema del otro, los que creían que la bota no pisaba, los que miraban crecimiento en bodegones y normalidad en los precios en dólares con salarios en bolívares; ahora hay menos peores ciegos, disminuyeron los que no querían ver, son más los iguales.  

Todos van juntos viviendo en la igualdad, arrinconados en los hogares o en colas por alimentos, caminando largas distancias o suplicando litros de gasolina, pidiendo un día por agua y otro donde no corten el servicio eléctrico.


Después de la tormenta vendrá la calma, se decía el viejo de Ernest Hemingway a si mismo durante cada campaña en alta mar. Un marinero teme al mar bravío pero sabe que si resiste lo verá nuevamente calmo. Corresponde a los que han sido igualados asumirse como marineros entre tormentas y resistir. 

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42

lunes, 20 de abril de 2020

El reto está en casa


Usted con su tiempo hace lo que le venga en gana, eso sí, mientras esté de vacaciones y no deba rendir cuentas al patrono, o se enfrente a una pandemia que le obligue a estar en su morada.

Ahora que se encuentra en confinamiento y debe permanecer encerrado para evitar contagiarse de un virus mortal, por ejemplo, usted puede hacer lo que quiera, incluso salir aunque eso no sea lo más inteligente.

Actualizarse para adaptarse en esta era que será dentro de poco sustituida por otro período más novedoso y así sucesivamente, es una opción. Queda de usted montarse en el tren o quedarse en la estación.

Si decide intentar algo, podría empezar preguntándose qué podemos hacer en estas horas, en este mundo que cada día requiere más competencias y compromiso; no importa la edad.

Mantenerse actualizado no tiene nada que ver con calvicie, canas, ni dolores de espalda; no existe fórmula para jóvenes y adultos porque esto es cuestión de espíritu, motivación, racionalidad y el buen uso del tiempo libre. 

Por ello, y como estamos confinados porque queremos seguir viviendo, y esa debería ser la máxima de cada quien, alejados de una enfermedad sin cura, vacuna, ni responsable que pague aún, podemos dar lo mejor quedándonos en casa.

Siempre podrás hacer algo, sea que estés en la Alemania de Merkel, donde se pronosticó el alto contagió por Covid-19, pero cuya población prefiere pasear al aire libre –porque eso  hace bien a sus pulmones-; o en la Venezuela oprimida por el chavismo donde vivir significa sortear la inexistencia de servicios, gasolina, ingresos y más.

Puedes hacer lo que quieras aunque no deberías salir, una pandemia es cosa seria y no será para siempre. Sería muy tonto que siendo de los que se detiene cada cuatro años por un mundial de fútbol, hoy con extraordinario berenjenal quieras salir a conversar con los vecinos. 

Este tiempo es tuyo, para ti en el hogar, no tendrás que extraerlo de la rutina, aprovecha para sumar habilidades o descansar ahora que no suena el despertador. También podrías leer un libro, aprender de cocina, escribir a los amigos, compartir en familia, hacer una videollamada, escuchar música.

Cualquier cosa que resuelvas estará bien, incluso si no haces nada en este receso, no serás juzgado por eso. El único reto en este instante está en poder quedarse en casa.

Por Simón Peraza Lazarde 
@sapl42

Escrito el 30 de Marzo de 2020

jueves, 2 de abril de 2020

Salvoconducto, placa y más que paciencia para adquirir combustible en Margarita

Conseguir un salvoconducto de la Zona Operativa de Defensa Integral en Los Cocos, acudir a la estación de servicio el día que corresponde según placa del vehículo y hacer la cola; son parte del proceso para adquirir gasolina.

Surtir gasolina en Margarita es una hazaña, incluso para las personas que logran obtener el salvoconducto requerido por las autoridades y acuden el día correspondiente a una de las estaciones de servicio habilitadas por área de interés en la región insular.

El padecimiento de la población neoespartana para proporcionar combustible a sus vehículos inició y coincidió con las medidas acordadas por el ejecutivo nacional para contrarrestar la pandemia de Covid-19. 

Sectores agrícolas, empresariales e industriales del país también han reclamado atención de las autoridades, pidiendo mecanismos efectivos para obtener combustible que garantice la producción y el transporte de alimentos. 

Las distancias entre poblaciones en Nueva Esparta son extensas, haciendo el uso del vehículo automotor indispensable para el traslado. Por ello, la población afectada urge se corrijan las medidas.

Conductores hacen filas sin certeza de poder llenar los tanques
Cortesía Sol de Margarita 

“Trasladarse hasta Porlamar para solicitar un papel, luego esperar horas en colas para echar gasolina, amerita paciencia, esto es inaudito”, comenta Carlos Marcano mientras apunta los requisitos para obtener el salvoconduto en una hoja pegada al muro externo del comando de Los Cocos.


Carta dirigida al Vicealmirante William Bernardo Wessolosky Padilla, copia del RIF del solicitante, copia de cédula del representante de la empresa, carnet de circulación del vehículo son los recaudos para tramitar el salvoconducto.

La entrega del documento tras consignar cada exigencia no es inmediata según Wilfredo Rodríguez, socio de una empresa de alimentos, quien explica: “Dos días después de hacer mi solicitud me entregaron el salvoconduto, luego hice cola por al menos hora y media en la estación de servicio”.

La autorización expedida desde la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), no es el único obstáculo para proveerse del carburante. Dante Rivas, ministro para la Pesca y la Acuicultura, y jefe político del PSUV en Nueva Esparta, informó en su cuenta Twitter: “Cada estación trabajará atendiendo sectores específicos placa y salvoconducto…”

En tuit posterior, Rivas discriminó la distribución de acuerdo al último número de la placa del vehículo: “…lunes (0-9), martes (1-8), miércoles (2-7), jueves (3-6) y viernes (4-5)…”

Por su parte, el encargado de un comercio en el municipio Mariño de nombre Roberto, obtuvo el salvoconducto pero le fue infructuoso obtener gasolina el día lunes a pesar de llegar temprano. “Me dieron las 3 de la tarde en la cola y dejaron de echar, perdí mi turno y mañana no me pondrán. Ahora, ¿Cómo hago el transporte a los empleados?”

Con más suerte corrió Leonel Gómez, residente de Antolín del Campo a quien una amiga le ayudó con el salvoconducto. “Salí de mi casa a las 4:30 de la mañana. Cuando llegué a Los Robles la cola le daba la vuelta a todo el pueblo. La gandola llegó a las 9 y pude abastecerme al mediodía”.

Las quejas por las pocas estaciones de servicio funcionando, colas y la negativa de surtir gasolina a médicos y personas que alegan sufrir enfermedades que requieren trasladarse para recibir tratamientos, son algunas otras de las denuncias recurrentes contra el sistema de distribución.

José Zabala, vecino de San Juan Bautista, comentaba la difícil situación de movilizarse desde el municipio Díaz hasta Porlamar para adquirir medicinas para la hipertensión. “Sin acceso a gasolina cerca y la obligatoriedad del permiso estamos  condenados con el coronavirus por ahí”.

Según la ZODI, las personas con afectaciones de salud deben también tramitar autorización ante su sede en Porlamar, consignando solicitud motivada más el informe médico y un número de teléfono de contacto.

Estaciones de servicio habilitadas

Los Robles: sector salud, particulares, casos especiales; San Antonio: sector agroalimentario, cisternas; Miranda: funcionarios públicos y todos los organismos de seguridad; La Restinga: transporte público y motos.


Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42


lunes, 16 de marzo de 2020

Vacaciones al deporte


Entonces si se pueden modificar los calendarios deportivos copados por las federaciones que se las arreglan para llenar cada semana, haciendo más breve los periodos de descanso de los atletas.

Mover fechas programadas es un imposible impensable en el deporte, todo debe marchar acorde a una planificación previa con el objetivo de producir dinero.

Estadios vacíos y deportistas en cuarentena 
Suspender una fecha de competición nunca había sido buena idea, es una excepción. Inclusive la salud de jugadores, personal y fanáticos pudiesen ser causales insuficientes que se solucionan de otras formas, por ejemplo: Jugando a puerta cerrada.

Pero, qué pasaría si llegase una enfermedad que no distinguiese entre directivos de clubes, presidentes de federaciones, fanáticos, atletas, ministros del gobierno, ni presidentes de países.

Redefinir calendarios se puede, donde se juegan 100 partidos podrían jugarse 80 o menos para que los deportistas destinen ese tiempo a otras diligencias como podría ser vivir.

El coronavirus referido como pandemia por la OMS se propaga vorazmente según medios y expertos de toda índole; él no distingue entre sexo, religión, política, fanatismo deportivo, ni tampoco cuanta lana se tiene la cartera.

Este virus nacido en China recorre el mundo al igual que juguetes, zapatos y cualquier manufactura asiática, esta vez obligando a los dueños del deporte a ceder lo inalienable.

Deportistas distanciados de sus rutinas han descubierto gracias a este período extraordinario, las bondades que puede dar un calendario con más descanso, vacaciones o licencias extras.

“El arte del descanso es una parte del arte de trabajar”, frase atribuida al escritor norteamericano y premio Nobel de Literatura John Steinbeck, pocas palabras que reflejan una verdad menospreciada. 
Max Sherzer junto a su mascota Rocco

Max Sherzer, lanzador y campeón de la Serie Mundial 2019 con los Nacionales de Washington motivado por la suspensión de la pretemporada e inicio postergado de la campaña en MLB, expresaba que: “Fue difícil con un receso corto de temporada definir el plan para esta primavera”.

Sherzer, además explicaba lo que seguro pasa por la cabeza de muchos deportistas en este momento: “Ahora estas dos semanas extras les dan a todos un respiro antes de regresar a trabajar. Puede ser un corto descanso necesario antes de empezar la temporada”.

Cuando termine la tregua, podría empezar la cruzada por ajustar almanaques con más descansos, no por virus o pandemias, sino por necesidad del ser humano a descansar, vacacionar, compartir, simplemente vivir.

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42

lunes, 9 de marzo de 2020

Margariteño comparte su vida entre la biología y la música

Juan Nicolás Caraballo estudia en la Universidad Central de Venezuela. Además, ejecuta la mandolina para la estudiantina de su alma mater y en la Orquesta Típica Nacional.

Son muchas las historias de margariteños que viajaron a Caracas para cumplir la educación superior en el recinto de estudios académicos más importante del país: la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Durante la formación, muchos de ellos combinan su tiempo de aprendizaje con el desarrollo de habilidades musicales, como el canto o la ejecución de instrumentos típicos.

Aunque no son tantos como en años atrás, por la dificultad de traslado y permanencia en la capital, insulares como Juan Nicolás Caraballo Marcano, proveniente de La Asunción, es uno de esos jóvenes que permanece fiel a su compromiso de egresar como biólogo en la UCV.

Con 22 años cursa el octavo semestre de Biología en la UCV, pero además de estudiar una carrera científica, es músico y ejecutante de la mandolina.

Caraballo comenzó con un cuatro, asistiendo a las clases donde sus padres le inscribieron desde los siete años. Al día de hoy, funge como primera mandolina de la histórica Estudiantina de la UCV.

Reconoce a la agrupación adscrita a la Dirección de Cultura de la universidad donde cursa estudios, como un lugar de aprendizaje.

"Además de mi participación en esa agrupación, también soy miembro activo de la coral de la Facultad de Ciencias", explicó.

Si bien la música vive en él, reconoce que intenta dividir su tiempo a medias para el estudio y la música.

"Es difícil, pero trato que la biología y la música sean 50 y 50".

Entre sus géneros musicales predilectos se encuentran los ritmos orientales, como valses, danzas, joropos y merengues.

En la actualidad, Juan Nicolás también pertenece a la Orquesta Típica Nacional, institución encargada de difundir la música venezolana con instrumentos típicos de cuerda en conjunto con sinfónicos.

"Hago suplencias como segunda mandolina, es otra experiencia muy gratificante", explicó.

Cada vez que regresa a la entidad insular, Caraballo acostumbra reencontrarse con sus orígenes.

"Vengo e interpreto música con la gente que solía tocar cuando estaba acá; tocar con mi ensamble, como si el tiempo no hubiese pasado".

En Caracas

"Solo cuatro margariteños conozco en la universidad, aún la gente se sorprende que estemos en Caracas", relata el mandolinista y futuro biólogo.

Con poco acento margariteño, explica que muy poco le han reconocido como ñero. "La gente en la capital cree que en Margarita todos hablamos rápido, quizás la televisión logró esa imagen. Hasta que no digo que soy de allá, ni se enteran".

Con mucha tranquilidad, Caraballo expresa el placer de ser un músico margariteño en Caracas. "Con mucho orgullo vivo mi gentilicio en la capital, lo represento".

Mandolina

Los géneros musicales del oriente de Venezuela incluyen en sus sonidos, notas y acordes que emergen de la mandolina, instrumento de cuerdas dobles. Este instrumento generalmente actúa como solista y se acompaña de cuatro, maracas y bajo, entre otros.


Por Simón Peraza Lazarde

Sol de Margarita 
Texto escrito para la edición del 05-01-2018