Con
tono de chiste como buen venezolano, muchos alguna vez han tenido frases como:
“Eres mi escuálido favorito” ó “Yo tengo un único amigo chavista”. Son casi dos
décadas con tildes que se han convertido en descalificativos, en jergas que
dejaron de ser jocosas porque la situación del país no da para más.
El
sistema democrático que todos nombran, cada quien halando para su lado se
desvaneció porque no solo basta con recitar artículos de la constitución, sino
velar por su efectivo ejercicio. No basta con disparar históricas y pegajosas
frases morales, sino actuar con rectitud y respeto, ni tampoco vitorear por las
distintas elecciones celebradas en tiempos de revolución sino mantener y
respetar las reglas electorales.
El
decir y el hacer deben guardar coherencia con la norma y los preceptos
fundamentales de la democracia para fortalecerla, para no permitir que sea
vulnerada por falsos demócratas.
La
democracia venezolana empezó a perder con la eliminación de la alternancia,
siguió perdiendo cuando las reglas fueron solo para algunos, por conveniencia;
cuando a pesar de estar conscientes del mal actuar, siguieron adelante por
mantener posición.
La
democracia siguió perdiendo ante el autoritarismo cuando adeptos o no permitieron
recibir órdenes, gritos, ofensas y desmanes de dirigentes empoderados; y la
democracia sigue perdiendo cuando a pesar de saber que una medida irracional perjudica
la integridad de uno o varios seres humanos, se acepta solo por seguir el
patrón de un partido.
La
sociedad venezolana está cansada, el discurso cargado de ira, que es acompañado
por una crisis social, económica y política profunda, fundada en corrupción
indiscriminada, desatada por la concentración de poder y su vista gorda, exige
de los venezolanos, cualquiera de ellos, cordura y sensatez para reconocer que
la democracia perdió, que a la gestión actual, solo le resta fusilar los
últimos destellos democráticos, la voluntad soberana de elegir.
La pisoteada
democracia grita, es el clamor por revocar, revocar un sistema para avanzar al
desarrollo, para eliminar el lastre forjado por la polarización extrema que dividió
familias, que alejó amistades y que radicó en la sociedad la idea de defender
posturas políticas charlatanas y crueles que perjudican a tu semejante, amigo, vecino,
al único amigo chavista y a tu escuálido favorito.
Simón
Peraza Lazarde
@sapl42
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