Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

miércoles, 1 de junio de 2016

Una carta para Venezuela

   Agradecemos desde Venezuela que la Organización de Estados Americanos haya invocado La Carta Democrática esta vez, ha sido como descubrir que Santa no viene en trineo, no entra por una chimenea, no trae los regalos en diciembre, ni existe. Después de tantas veces escuchar y ver como venezolanos en representación de su país destruido viajaban intentando impulsar una herramienta nunca vista, pensamos era mentira.

    Escuchando posturas diversas de las últimas reuniones que intentan a la fecha buscar soluciones para Venezuela, me pregunto cómo venezolano, ¿De verdad quieren ayudar?, son tanto años pidiendo ayuda que cuesta creer, será que los miembros, representantes de los países que integran la OEA sufren del mismo mal que el gobierno venezolano, miedo a perder el poder que les permite llenar sus bolsillos, temor a no ingresar sus beneficios generados por la corrupción, narcotráfico y todo tipo de negocio o simple miedo al fuego que pudiese alcanzarlos.

    Ahora bien, dando el beneficio de la duda y pensando que todo sus miembros o al menos la mayoría de ellos están actuando de buena fe, deberían entonces proponer y solicitar al estado venezolano, fijar el cronograma para realizar un referéndum revocatorio en corto plazo que cuente con la observación internacional, la cual el Estado venezolano, supuestamente bañado y curado de democracia no ha permitido en sus casi 20 años de regencia.
  
  Que el gobierno venezolano no solicitase la aplicación de la carta interamericana no puede ser el fundamento para retrasar la aplicación de la misma. El representante de Venezuela ante el organismo, expresó: “Sería absurdo presentar un proyecto donde el país involucrado no participó”; frase a la que cualquier venezolano podría responder alegando que: Sería más que absurdo esperar que un gobierno que lleva años negando inseguridad, narcotráfico, corrupción, caos, crisis, que ha sepultado principios constitucionales con acciones y omisiones como la negativa a recibir ayuda humanitaria para solventar la crisis salud o la dilatada  activación del referéndum revocatorio, quiera ser definido abiertamente como régimen, como un sistema no democrático con sus pilares socavados.

  Es necesario para quienes integran actualmente la OEA, recordar que Venezuela no tiene días, meses, un año o dos, sufriendo por un gobierno y un sistema fracasado que hizo más pobres a los venezolanos, que ocasionó la peor crisis alimentaria que pueda recordarse y que causó la migración venezolana más importante en la historia, la de venezolanos que no querían irse de su país y sumando.
  
   La crisis nacional venezolana tiene muchos años, el gobierno actual ha buscado culpables en todos los rincones, oposición, empresarios, golpistas, países varios, invasiones, economía mundial, el fenómeno el niño, entre otros. Corresponde a los miembros de la OEA recordar las negociaciones estériles, diálogos internos, diálogos con mediadores, con ex presidentes como testigos que se han efectuado con el gobierno venezolano durante sus casi dos décadas de gobierno en los que por cierto, nunca han asumido culpabilidad en alguna de las injusticias, penurias y tristezas que viven los venezolanos.  
   
  Ahora que la OEA ha mostrado la carta interamericana que no gusta al gobierno venezolano, con la que se dispone visibilizar la realidad de un gobierno no democrático, aferrado al poder y distanciado de las necesidades de sus habitantes, no pueden dejar de incluir y exigir imperativamente la calificación de los hechos negativos accionados y omitidos por el gobierno venezolano para resolver los problemas de los venezolanos, evidenciar con claridad y contundentemente los derechos humanos flagrantemente violentados, la necesidad de liberación inmediata de los presos políticos, y la más importante, por su implicación, instar al gobierno venezolano y sus instituciones a la realización transparente y oportuna del referéndum revocatorio en el año 2016, un derecho constitucional que no puede ser objeto de dilaciones que abriría la posibilidad de escoger un nuevo gobierno que permita cambiar el sistema actual y sus controles que siguen perjudicando fatídicamente a todos los venezolanos para garantizar así, el único acto de mediación posible. 

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