El poder derrumba con su
irreverencia el estado de derecho, vemos como quienes detentan el poder socavan
el ordenamiento jurídico. Las normas que lo conforman, hace mucho dejaron de
leerse con los ojos cerrados, la realidad no permite imaginar un camino de
flores y bellos paisajes de democracia.
Leer con los ojos cerrados
los pasajes de la máxima norma nacional ahora es imposible, la obligación de
salud del estado para con las personas en cada hospital venezolano no existe,
la facultad de libre tránsito y movilización que destaca la carta magna,
quienes viven en la frontera no la tienen; la mayoría nacional que solicita
revocar al presidente también sucumbe ante el poder que crea trabas no
concebidas en la constitución.
La vida, el derecho de mayor
valor, de protección supraconstitucional, se pierde sin medidas, mientras el
poder actúa u omite como método de defensa propia. Algunos con supuesta investidura
demócrata todavía levantan con falso orgullo una constitución que han pisoteado
- y pisotean diariamente - mientras los ciudadanos se desgastan en malvivir.
Esta historia, como cualquier
otra reciente es repetida, basta leer el periódico de ayer, buscar en distintas
geografías, y hasta en otras épocas para encontrar ejemplos similares. Fernando
Lasalle en “Poder y derecho” destaca como en sistemas de gobierno el poder
entierra al derecho. Insiste el autor: Como un gobierno, lleno de poder vulnera
la constitución, sonríe impasible y mantiene una apariencia constitucional.
Lassalle, Finaliza su
trabajo explicando que solo la democracia tiene derecho y puede hablar de
derecho, “…solo en la democracia reside el derecho en toda su plenitud y en
ella residirá pronto, en toda su integridad el poder”. Es por ello, que debe
nacer una nueva institucionalidad, respetuosa de la norma, que prevalezca ante
el poder.
Simón
Peraza Lazarde
@sapl42
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