Garantizar el derecho al voto libre, directo y universal es una coletilla muy democrática que se lee en muchas constituciones, en la venezolana no es la excepción; es una frase de moda que suena en voces varias de la política nacional. Con insistencia la usan para que no le quede duda, ni a ti, ni a él, ni a persona alguna, del ejercicio –democrático- de votar.
La existencia y asignación de funciones para garantizar un proceso electoral, atribuidas a un órgano, no son suficientes elementos para conformar ese proceso. La independencia e imparcialidad del órgano electoral son requisitos para garantizar un proceso verdaderamente democrático.
En los últimos años, el sistema electoral de Venezuela ha sido impulsado por voceros y propaganda gubernamental como un sistema electoral automatizado y confiable, al que todos los venezolanos pueden asistir para expresar su aprobación o no de las gestiones gubernamentales.
Las elecciones parlamentarias y su resultado adverso al gobierno, cambió el escenario. El derecho al voto dejó de ser garantizado cuando la derrota se hizo una realidad posible llegando a inevitable. Las elecciones regionales fueron suspendidas y silenciadas; el referéndum revocatorio, pieza vendida como elixir democrático de la constitución desde su nacimiento hasta su pubertad, fue primero, entorpecido con una recolección titánica de firmas, para posteriormente ser suspendido bajo artificios legales.
¿Consulta a la audiencia o llama a un amigo?
El gobierno unilateralmente decide como mantener el poder.
¿Votar o cual comodín usar?
@sapl42
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