Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Paradoja de Protágoras

Argumentos recíprocos como fuente del litigio 

Curiosamente durante la revisión de textos y material jurídico aparecen lecturas extrañas, incautas e interesantes, sin contar otras muchas de aquellas que no merecen conocer su final, por su impertinencia.
Una de esas que se dejan apreciar, fue la breve historia y reconocida por otras muchas personas, que han titulado: “Paradoja de Protágoras”. Antes de transcribir el texto al cual se refiere el titulo mencionado, en una breve investigación para resaltar los detalles del curioso cuento de raíz filosófica que distingue el arte del litigio, la controversia, la retórica,  la oratoria y la argumentación, vale definir la palabra paradoja y conocer quién fue Protágoras.
Paradoja, razonamiento aparentemente correcto del que se deduce una conclusión falsa contradictoria.
Protágoras de Abdera, un filósofo sofista de origen griego, a quien se le atribuyen frases como: “El hombres es la medida de todas las cosas”, “Sobre cualquier cosa hay dos argumentos opuestos entre sí”.
La historia ha sido ampliamente contada con distintos destellos, por ejemplo, en una puede que Evatlo, quien es el discípulo de Protágoras no tuviese dinero, en otra no quiso pagar a su maestro; lo cierto, es contada con diferencias y para mi sorpresa en el texto encontrado, Evatlo tenía dinero.
La anécdota de Protágoras y su alumno ha sido publicada en distintos textos, uno de ellos, “Noches áticas”. Más de trescientas hojas en una estructura de diez libros con muchos capítulos, ahí aparece el relato Protágoras y su discípulo. ¡Vaya vaya! valió la pena encontrarlo, se diferencia de los textos ubicados previamente en los que conocí la historia del filósofo maestro y el alumno filósofo, destaca además en el  cuerpo del compendio de Aulo Gelio, otros relatos que reseñan alocuciones clasificadas en ese género, argumentos recíprocos, infinitas razones, argumentos veraces que no pierden validez bajo el concepto del relativismo.  A continuación el texto integro:
  
* Sobre los argumentos que los griegos llaman antistréfon y que nosotros podemos llamar recíproca.
1Entre los fallos que una argumentación puede presentar, sin duda alguna el mayor de todos parece ser  aquel que los griegos llaman antistréfon. 2 A este tipo de argumentos algunos de nuestros autores los han llamado, y ¡por Hercúles! Con bastante acierto, reciproca. 3Este fallo se da cuando el argumento propuesto puede ser recogido y devuelto con idéntico valor contra quien lo utilizó. Tal semeja haber sido aquella argumentación tan conocida que, según cuentan, fue utilizada por Protágoras, el más brillante de los sofistas, contra su discípulo Evatlo.

4El litigio y controversia existente entre ellos a propósito de un salario convenido fue así. 5 Evatlo, un joven rico, estaba muy deseoso de aprender elocuencia y defender pleitos. 6 Se confió a las enseñanzas de un maestro como Protágoras y prometió darle como pago una crecida suma de dinero, conviniendo en todas las condiciones establecidas por Protágoras: le entregó la mitad al comienzo mismo, antes de empezar las enseñanzas, comprometiéndose a pagarle la otra mitad del primer día que defendiera una causa ante los jueces y la ganara, 7 Luego fue discípulo y seguidor de Protágoras durante mucho tiempo e hizo grandes progresos en el estudio de la elocuencia; pero como no recibía encargo alguno de causas judiciales y el tiempo transcurrido era ya mucho, dando la impresión de que obraba así para no pagar el resto del salario convenido, Protágoras tomó una decisión que en aquel momento le pareció astuta: 8 entabló un pleito contra Evatlo.

9 Habiéndose presentado los dos ante los jueces para, respectivamente, defenderse de la acusación o probar la misma, Protágoras comenzó a hablar así: “Aprende, tontísimo muchacho, que en cualquiera de los dos casos me has de pagar lo que pido, tanto si la sentencia es favorable como si no. 10 Porque, si el pleito te es adverso, el salario deberá serme pagado por sentencia del juez por haber ganado yo; en cambio, si la sentencia te es favorable, el salario deberá serme pagado por haber ganado tú”.

11 A esto respondió Evantlo: “Pude haber salido al paso de esta artimaña tuya tan capciosa, no habiendo asumido yo el papel de defensor, sino habiéndome puesto en manos de otro abogado. 12 Pero mi placer en esta victoria es mucho mayor al ganarte, no sólo en el pleito mismo, sino también en este tipo de argumentación. 13 Aprende también tú, sapientísimo maestro, que en cualquiera de los dos casos no te abonaré el dinero que reclamas, tanto si la sentencia te es favorable como si no. 14 Porque, si los jueces resultaran favorables a mi causa, en virtud de su sentencia no se te deberá nada, por haber ganado yo; en cambio, si se pronunciaran contra mí, no te deberé nada, de acuerdo con nuestro convenio, porque no habré ganado”.

Imagen recuperada de: http://elnaufragodelaletheia.blogspot.com/2013/10/el-relativismo-de-protagoras.html 
15 Entonces los jueces, considerando que era ambigua e inexplicable la argumentación que por una y otra parte se aducía, para no pronunciar sentencia contra ambas partes y para que la sentencia no se anulara a sí misma, dejaron la cuestión sin juzgar y pospusieron el juicio para una fecha muy lejana. 16 De este modo el célebre maestro de elocuencia fue refutado por el joven discípulo con su propio argumento y quedó sin efecto la artimaña argumental tan astutamente ideada.

*Texto Recuperado de: Gelio, A. Noches áticas. Ediciones griegas y latinas. Universidad de León. Salamanca:2006 


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