Desde su breve incursión en la
vida democrática nacional, el grupo que hoy a la luz pública es obstáculo y
evade apartarse del poder para ver el renacer nacional, ha utilizado la mentira
como método de subsistencia, estrategia para captar individuos que adoran la
falacia, comparten arbitrariedades y demuestran prosperidad bajo esquemas de
corrupción.
Hablemos de mentiras. En 1999,
las primeras imágenes y palabras del fallecido presidente militar, días antes de ser electo, explicaban a los televidentes
que él no era socialista, que no nacionalizaría empresas y entregaría el poder
a los cinco años, la realidad posterior es conocida.
El patrón para mantenerse en el
poder sigue siendo el mismo. La mentira es un eslabón permanente en el sistema
delincuente chavista. Un coctel de farsas fabricadas que actualmente tiene
menos dispuestos a tomar del brebaje pero que ha acelerado su producción para
desinformar informando.
El vigente tema ayuda humanitaria
podría servir de ejemplo. Hasta hace pocos días, el auxilio internacional necesario
y solicitado era un espejismo dibujado por quienes adversan al régimen. La
nueva realidad es que el tren de hampones que secuestran la nación ha permitido
que la Cruz Roja ingrese para paliar lo que ayer no existía y hoy sí.
La mentira es parte del complejo
sistema que arrasa con Venezuela. La mentira es compañera de la soberanía
prostituida por cubanos, rusos, chinos e iraníes; es aliada de las obras
pagadas pero no construidas en revolución; es amiga de cada ministro o
funcionario monigote, encargado de dilapidar dinero mientras la ineficiencia
corroe la estructura institucional.
La mentira es parte del sistema
chavista, la mentira se comunica, la mentira tiene horas extras para transitar
en radio y televisión. Si recordamos estos 20 años, gobernar ha significado comunicar
- para informar-. Se consumen horas de transmisiones oficiales para contar una
-verdad oficial-, para repetir mentiras que se convierten en verdad.
Del texto La mentira como
herramienta para gobernar y entretener de Juan José Becerra, extraigo la
siguiente frase: “gobernar es comunicar lo contrario de lo que se
hace y, muchas veces, comunicar directamente como cosa hecha lo que no se hizo
ni se hará nunca”. Lo explica el autor, es la comunicación según Joseph
Goebbels, jefe de la propaganda nazi que consiste en adaptar la realidad del
poder.
En las horas más difíciles
seguirán informando. Los seguidores de la trama genocida que incluye tanto
chavistas como “opositores”, seguirán promoviendo tesis desde los laboratorios
de Goebbels. La fracasada tesis de la salida electoral negociada, señuelo
utilizado en múltiples ocasiones; la tesis de la intervención que vulnera la soberanía; o la
consigna que impulsa el cambio como iniciativa local que debe ser resuelta
entre nosotros.
Todas esas opciones siguen estando en boca del chavismo,
son parte de la estrategia de comunicar y no hacer. Quienes se oponen al
régimen, de época en época adoptan esas mentiras, comprando tiempo y espacio para
los verdugos que duermen en su cómoda trinchera, la mentira.
Simón Peraza Lazarde
@sapl42
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