Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

viernes, 21 de agosto de 2020

Temores

Los niños temen al coco, al perro suelto que se acerca mientras pasean, a creerse perdidos en el supermercado, a la oscuridad, y a tantas otras. Con los años, hechos adultos esos pequeños, extinguen sus temores en el olvido, descubren sus sinsentidos, pues en ocasiones no había razones.

Mantener la libertad, atesorando lugares donde se ha podido expresar abiertamente, sin perder la paz e independencia, es prioridad en el ser humano hecho adulto, incluso en países con regímenes no democráticos donde pareciese un imposible, se intenta pese a la posibilidad permanente de no ser libre.

Por años Venezuela, ese país en el que ahora, es costumbre anhelar la plenitud pasada, sufrido hoy entre calamidades, resistió al temor a ser igualado en miseria con Cuba, un temor que creció rápidamente para dejar de existir, se ha extinguido.

"Ahí vamos pareciéndonos a Cuba", decía cualquiera. De ser un chiste incrédulo, una broma que especulaba con un peligroso futuro, se convirtió en un temor formal a ser otra isla, una más regentada por totalitaristas.

Para la fecha en que se publican estas líneas, el pavor se ha ido. Así como los niños dejaron sus miedos, se ha esfumado ese temor. El plan siniestro de quienes manejan los hilos de poder se concretó, lograron asemejar a la Venezuela de posibilidades con el lastre cubano.

Venezuela y Cuba o viceversa, cada día más símiles sin importar el orden en que se observe. El sistema de una es el de la otra. El experimento importado hasta Caracas ha dado el mejor fruto, una mutación permanente que alimenta la capacidad de un sistema retrogrado para mantenerse en pie en 2020 y más allá.

Libertades cercenadas, hambre, detenciones arbitrarias, fallecidos sin atención sanitaria, corrupción, dádivas como salario, colas para adquirir productos, delincuencia, nacionales en el exilio, falta de gasolina, apagones, bodegones en divisas y pare usted de contar, son prácticas afianzadas en ambos islotes.

Ahora que son dos gotas de agua y la franquicia cubana se ha esparcido sembrando carencias entre carencias, el miedo a ser como la otra no es posible, se ha esfumado, son ya iguales.  

Así como los niños dejaron de temer al coco para temer como adultos, en Venezuela ya no se teme ser como Cuba. La supervivencia apremia arreando vidas agotadas de una población que ha anticipado su vejez, mientras sigue soñando ser libre y solo teme al olvido.

Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42