Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

martes, 16 de mayo de 2017

No más mesías

Los salvadores no se anuncian, algunas personas dan lo mejor de ellos sin recibir nada a cambio y sin hacer daño a otros, sin propaganda... Mandela por ejemplo, salió de su largo e injusto encierro y logró unir a un país; un futbolista ídolo de generaciones alegra la vida de niños y adultos con cada gol; el músico que compone, canta o toca algún instrumento; quien escribe una novela haciendo soñar ó el médico investigador de curas contra enfermedades; son esos los salvadores merecedores de agradecimiento y más.

Distinguir verdaderos héroes no es tarea fácil para algunos, por ejemplo: Algunos a falta de amor familiar, ven héroes y adoración en el uniforme militar. El camino por la vida va mostrando personalidades que embaucan con irrealidad, mentira y falsas esperanzas; sucede a diario en la política, nos venden la imagen de un ser omnipotente que hará del mundo mejor.

Un presidente no es un mesías, es un sujeto -que temporalmente- debe dirigir los planes para cumplir objetivos, hechos reales sin maquillaje comunicacional. Un presidente debe estar siempre bajo el ojo público que pueda vigilarlo, interpelarlo, que sea posible demandar de él, una buena gestión que garantice el buen vivir ciudadano; simple, maneja el dinero de todos.

Ni un gobernador, ni un alcalde, ni un presidente son mesías, y aunque claro está para algunos, vale la pena dedicar unas líneas para insistirle a quienes así, no lo ven; a los que endiosan políticos, hechizados por la propaganda de un partido, bajo un falso mérito, la adoración a un supuesto mesías.

El diccionario Oceano, define la palabra mérito, como: “Circunstancia, cualidad o acción por la que alguien merece cierta cosa deseable”. Así de sencillo se lee, por ello, un investigador que descubre una cura, el goleador de tu equipo favorito, el músico que compone melodías, el escritor que narra historias; todos ellos y su éxito, tienen mérito, son dignos merecedores de aplausos y aprecio. 

Lo contrario al éxito es el fracaso, cuando de directores se trata, en el deporte hay ejemplos. Sea béisbol, fútbol u otro; una racha negativa de derrotas es causa de despido o renuncia, dependiendo del grado de conciencia; ahora, cuando de presidente se trata, con país destruido y una sociedad que sufre como gestión, el despido también toca la puerta para el falso mesías.

Simón Peraza Lazarde
@sapl42

jueves, 4 de mayo de 2017

Reglas de juego

Los deportes tienen normas, los deportistas así lo entienden y los aficionados lo saben. Poco o nada gustaría ver un partido de fútbol donde tu equipo favorito comienza con 3 goles en contra, inicia con 2 jugadores menos o detienen el encuentro para que el árbitro cambie las reglas; y así, satisfacer a uno de los conjuntos.

En la vida de un país también hay normas, para resguardar derechos, indicar deberes, mantener una estructura lógica de estado que perdure en el tiempo, que resguarde el interés de la sociedad, donde todos los involucrados estén en igualdad de oportunidades.

La lectura del párrafo anterior puede mostrar una utopía, -si lo contrastamos con la realidad venezolana-; lo mismo sucedería al comparar un artículo constitucional alusivo al derecho a la alimentación, al trabajo con salario justo, derecho a la vida o el derecho a elegir en el escenario nacional. De eso ha tratado la revolución bolivariana, un constante juego de contraste, entre la prédica y el hacer, entre las bases normativas y el proceder gubernamental, entre el bienestar simulado y la miseria social.

Muy a pesar de su llegada al gobierno, gracias a elecciones libres, fundadas en la claridad,  juego limpio y democrático, han desechado la estructura democrática que los catapultó, dejando en evidencia y trayendo a colación permanente su verdadera esencia, el golpismo; aquellas intentonas de los años noventa en la que participaron activamente la mayoría de los íconos revolucionarios que dirigen la cúpula untada de poder.  

Al día de hoy, el juego de iguales que caracteriza una democracia en Venezuela terminó; permanece como un hecho histórico que solo existe en la memoria y en otras latitudes. Normas a conveniencia y artimañas para evitar elecciones, elemento este primordial de una democracia, están a la orden del día.

Revocatorio clausurado, elecciones vencidas, actualización de partidos en fecha electoral, órgano electoral con miembros sin renovación, inhabilitación de políticos opositores, imputación de delitos, excusas, omisiones; y recientemente la constituyente fundada en la desesperación de quien se ahoga, son argucias delictivas de un gobierno que teme perder el poder y sus consecuencias penales.

En Rebelión en la granja una novela y fábula escrita por Eric Arthur Blair bajo el seudónimo de George Orwell durante la tiranía del régimen soviético, los animales de una granja expulsan a los humanos y crean un gobierno de animales. Al comenzar la revolución animal, existía una norma expresa, irrevocable y de obligatorio cumplimiento: “¡Cuatro patas sí, dos patas no!”, frase en alusión al rechazo a los humanos. Los cochinos quienes se consideraban superiores y encabezaban la cúpula rectora de la granja, a espaldas del colectivo animal, utilizaban prendas, camas, bebidas y adoptaron hasta el caminar humano a dos patas, por lo que al ser descubiertos, decidieron cambiar las reglas de juego.

 ¡Cuatro patas, sí; dos patas, mejor!  

Simón Peraza Lazarde
@sapl42

Libros y extractos

Libros 


Extractos 

Breve perspectiva histórica de la apelación -  Susana Oromí - Descarga Aqui

Recurso de apelación - Omar Benaventos - Descarga Aquí