Quitar del camino a Simón Bolívar es imposible, no porque no quieran,
sino porque no pueden. La majestuosidad de "El Libertador" no podría
ser erosionada. Su semblante ha estado escrito y avalado, no solo por la
historia, sino por la comunidad internacional que reconoce en él, uno de los
hombres más importantes cuando de procesos independentistas se habla.
Apoderarse de Venezuela bajo un esquema comunista, tendría como
necesaria medida, esconder al prócer constructor de la república o buscar
una historia que no perjudicase el legado de Bolívar.
Está claro que Bolívar, no tiene el perfil ideal que desease exhibir la revolución
comunista que gobierna en Venezuela. De poder escoger, seguramente hubiesen
preferido otro con perfil menos elitesco para no quitar coherencia
a su discurso de falsos plebeyos para plebeyos.
Se afirma en varios textos de historia, que Bolívar,
rico de cuna y con una carga genética española dominante, estuvo desde pequeño
bajo el cuidado y la crianza de Matea, trabajadora de tez oscura que servía a
la familia, hechos que describen claramente la posición social de “El
Libertador”.
Intencionalmente olvidado o no, ha sido obviado también por estos gobernantes
con ánimo de historiadores, que los españoles al partir de Venezuela dejaron
una raza mixta que no deja de parlotear en perfecto español o castellano, elemento ese que
pudiese utilizarse positivamente, sin embargo, –el único recuerdo aceptado, es
el saqueo de riquezas-, ejemplo utilizado frecuentemente en discursos para cultivar
odio.
Tortuoso camino debían emprender para destruir el sistema. Esos gobernantes,
enjaulados en preceptos nacionalistas, bolivarianos, cubanos y comunistas, es
decir, una mescolanza de ideas, aderezadas por el resentimiento, tenían un gran
reto para consolidar su proyecto importado.
Reeducar, cambiar, confundir, tergiversar y menospreciar la historia,
han sido métodos para desmantelar la república democrática progresivamente y ensamblar
el estado comunista traído desde La Habana.
Agrégale una estrella a la bandera, cambia la posición del caballo en el
escudo, modifica la constitución, agrégale poder popular a los ministerios,
utiliza bolivariano como apellido, oficializa el día de la resistencia
indígena, trae unos personajes nuevos que alabar, y más, son el origen de un
culto, una secta que grita -así es que se gobierna-.
La retórica del gobierno actual, fue direccionada cual dardo para punzar
comunismo y tiranía, por un tiempo escondido como socialismo y democracia;
contando historias de falsos próceres, exaltando héroes sin mérito, agregando
historias foráneas que no comparten vinculo alguno, en fin, una historia de
otro.
Simón Peraza Lazarde
@sapl42