La progresividad en los derechos es uno de los elementos que caracteriza nuestra vigente constitución como garantía frente a propuestas que traen el retraso como norte. Ese principio ha estado escrito allí, en su artículo 19, como característica de los derechos humanos de cada ciudadano que debe garantizar el estado. Ahora bien, el problema no es lo que diga la constitución, sino como lo interpretan, la conveniencia del intérprete.
Un ejemplo fresco, es el alegato de progresividad mencionado ante un proceso electoral sectorizado que excluye a la mayoría poblacional, olvidando la universalidad para dejar en pocas voces la decisión del contenido de un nuevo texto constitucional, dejando a discreción de quien ha hecho la convocatoria, la postulación y escogencia, es decir, quien paga también se da el cambio.
Dentro del mismo proceso que se hace referencia en el párrafo anterior, se omite la consulta previa a la población, la pregunta:
¿Quieren ustedes una nueva constitución pueblo amado?
Para quien propone la Asamblea Nacional Constituyente, obviar la pregunta es un elemento de progresividad, que le evita al pueblo la pérdida de tiempo -para alcanzar ahora La Paz-, la patria socialista o cualquier otra falacia que permita retener el poder. Como si no fuese suficiente progreso en el retroceso de la democracia, hay personas que valen más que otra. Si, algunos tienen dos votos y otros uno.
El salario menguado por la inflación; el hospital donde en alguna época hubo medicamentos, gasas y médicos especialistas; los alimentos que comprabas cuando querías y no cuando podías; por solo nombrar algunos otros ejemplos no electorales, son derechos constitucionales todos, para nada progresivos en la Venezuela de hoy.
Progresar es avanzar pero mejorando. Ni la elección sectorizada, ni el salario disfrazado de bono de alimentación para no incidir en las prestaciones, ni mucho menos las cajas o bolsas Clap, son ejemplo de progresividad, pero si medidas que quieren hacer permanentes. Quienes hoy necesitan una nueva constitución buscan garantizar más poder por más tiempo, amparándose en falsos supuestos de progresividad, avanzando a un único destino, la miseria.
Simón Peraza Lazarde
@sapl42
Simón Peraza Lazarde
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