La
coherencia es relación de ideas con actitudes, una facultad con la que no
todos cuentan, esta no se muestra hablando, sino haciendo, es decir, con actividad.
Últimamente en Venezuela se ha estado carente de esa facultad pues la desidia y
el caos gobiernan, respaldados por antivalores y desprecio por la
intelectualidad, referencia a la intelectualidad que no solo se atribuye a grandes
pensadores ni reconocidos científicos, sino, a todo aquel que con estudios,
lectura, virtuosismo, arte o simplemente cinco dedos de frente, es capaz de
hilvanar ideas con hechos.
Gobernantes
que sustentan su ejercicio como garantía para la libertad del pueblo, no son
coherentes y los hechos lo demuestran. Resaltan la igualdad pero insultan a
quien discrepa de sus actuaciones, aseguran respetar al ciudadano pero ir a un
hospital no garantiza atención y mucho menos sanación por lo que ellos
prefieren un clínica extranjera, la vida pende de la suerte pues la inseguridad
se manifiesta a diario por lo que mejor es tener guardaespaldas y la justicia
atiende a las órdenes del verbo de un
presidente en cadena de radio y televisión.
La
coherencia no la perdieron ahora, es que nunca la tuvieron, un gobierno que
busca democracia y dice estar fundado en ella, no gana coherencia buscando
ejemplos en dictaduras. Cuba, el magnánimo ejemplo de quienes gobiernan hoy
Venezuela, tiene un sistema no democrático desde poco más cincuenta años, sin
elecciones, con represión, injusticia y con derecho a las migajas, a miseria
repartida por gobernantes que hablan de igualdad pero viven cuales reyes.
No
es un secreto que las cúpulas de los gobiernos de Cuba y Venezuela se asemejan
a cualquier régimen monárquico histórico, pues ambos corresponden a privilegios
y transmisión de poder por herencia y ahora, cual acto de magia intentan desaparecer
sus orígenes de insurrectos y su proceder tiránico con trajes democráticos
brinca pozos.
La
democracia debe ser coherente para ser democracia, también es un deber llamar las cosas
por su nombre. Un gobierno elegido por las armas, sin alternancia, represor de
la sociedad por más de medio siglo, no puede ser el ejemplo de un camino a
seguir. Gobernantes tiranos que se amparan en incoherencias, populismo y
represión mueren algún día, galáctico o no, con 15 o 50 años de gobierno, da
igual, a todas estas parten para no volver dejando como obra, la miseria
social.
Hablando
de coherencias, luto nacional decretado por la muerte de un tirano en una
supuesta democracia, cuando venezolanos majestuosos que no han atentado contra
la vida de ningún ser humano, como por ejemplo: Simón Díaz, compositor y
cantante, creador de Caballo Viejo una de las canciones más versionadas en el
mundo y muchas otras. Forjador de valores, fiel embajador de las tradiciones
venezolanas y tío de una generación que
aprendió cantando con él en la televisión, no recibió homenaje alguno en vida
ni después de su muerte.
Simón Peraza Lazarde
@sapl42