Criterio Nuestro es el blog personal de Simón Adrián Peraza Lazarde. Un poco de mucho donde participan colaboradores escribiendo opinión, investigación y demás géneros periodísticos o literarios.

lunes, 6 de noviembre de 2023

Cotuga

De niño tuve otras abuelas, recuerdo hacía mía las de mis amigos, quizás tener lejos las propias me inspiraba a adoptar figuras similares. 

Muy pequeño volvía cada año a Caracas para visitar a mis consanguineas, una suerte que fuesen vecinas de edificios en San Bernardino.

María de Jesús y Carmen Maria, mis dos abuelas de sangre me recibían en la capital, ambas  totalmente distintas, una cocinaba, la otra no, una se emperifollaba más, las dos me querían, a las dos las quise. 

Una partió a escasos días de mi cumpleaños número 9, estando lejos. Recuerdo su cara, recuerdo sus tajadas en los platos de flores, también recuerdo mi llanto bajo la regadera mientras Isbelys la mamá de Jacobo me consuela, cuando me dijeron había muerto. 

Carmen María, la abuela Cotuga se ha ido a mis 38 y estoy más lejos que siempre. Nos vimos en diciembre del año pasado y en febrero de este 2023, sin imaginar sería la última. Nunca se sabe cuando será esa vez.

No es posible recordar cuando le puse Cotuga, a ella le gustaba. Hacía énfasis en su nombre en cada conversa o presentación con alguna persona. Tampoco se la razón del apodo, supongo por la talla de mi abuela, quería yo decir tortuga en pronunciación infantil. 

El teléfono beige de botones en el edificio Bolívar sonaba y yo quería que fuese Cotuga. Solo debía esperar, pronto cruzaría hasta la torre Atlántic donde ella vivía, arquitectura que se asemeja a una proa de un barco. 

Oscuridad, retratos, cuadros, libros y alfombras, eso recuerdo en se departamento. En su cama saltaba, veíamos televisión, por alguna razón convertíamos el colchón en cuadrilatero de boxeo. 

Una lectora real, recuerdo épocas donde siempre estaba leyendo un libro: Cien años de soledad, la Iliada; para mi todos gordos y extensos, yo no compartía el gusto por la lectura por aquellos días.

Con Tica y Nathy  juntamos unas cuantas horas de juego.  Nos llevaba ventaja en Reto al conocimiento, era buena y se divertía con nosotros. Aquellas tarjetas con preguntas por colores, me recuerdan a ella y esos días. 

También nos llevó de paseo en su auto. Íbamos en el asiento de atrás y gozabamos con sus insultos a otros conductores. 

El compendio de crucigramas y criptogramas que mi papá compraba cada fin de semana para ella, los devoraba en un santiamén. Muchas veces le ayudé a terminarlos, rayándolos.  

En diciembre, cuando estuve en San Cristóbal, subí a despedirme, volvía a Margarita y le dije: "Abuela no puedes caerte más, es peligroso", como si  dependiese unicamente de su voluntad. 

El día anterior se cayó y no podía levantarse, escuché las quejas y corrí. Luego llegó mi papá, entre los dos pudimos ayudarle, no pasó a mayores, solo un gran susto. 

Ella me preguntó: ¿Yo me caí?". Le abracé y le dije que nos veíamos en dos meses, en febrero. Me hizo llorar como muchas veces lo hice al partir de San Cristóbal, esta vez por ella.

Ahora se ha ido, cuesta pensar en ello. Hay personas que parecen infinitas, alcanzó 91 años. Seguiré pensando que está en su cama, subiendo la escalera de caracol a la derecha, justo después de la puerta movible, rodeada de sus gavetas marrones con chucherías escondidas bajo la almohada mientras el televisor le entretiene. 

Para Carmen María Monasterio de Peraza  † 03 de noviembre de 2023

lunes, 1 de mayo de 2023

La botica quedó sin boticario

Rafael Silva Figueroa


Rafael Silva Figueroa el boticario amigo de La Asunción quería ser recordado como una buena persona. Él alcanzó ese anhelo que había confesado durante una entrevista que le hiciera.

La voz más lúcida del gremio farmacéutico neoesperatano se ha apagado, dejó la botica sin boticario. ¡Que ironía!, justo esa era una de sus luchas vigentes. Cerró la farmacia y no hubo quien recibiese el testigo que hace años dejase en sus manos y verbo, Ángel Felix Gómez y José Nicolás Marcano.

No es mera coincidencia que hace suficientes años me regalara Ética para Amador de Fernando Savater. Esa guia cedida por Rafael, que todo el que sepa leer debe leer, confirma su interés en vivir bien y hacer bien. Para él, tampoco podían olvidarse praxis no excluyentes como: la defensa del principio de legalidad, la profesión farmacéutica con buenas prácticas y función servicial.

Rafaelito cómo le decían algunos colegas con cariño aunque pequeño no era, se despidió a su manera. Desde su privacidad, partió en silencio con pocas palabras en sus últimas respuestas para quiénes le escribieron. Él lo quiso así y quiero pensar que estará leyendo estas líneas, mientras interrumpe con particular sonrisa para decir: Correcto Maiquetía.


“Un lector vive mil vidas antes de morir". George R.R. Martin 


Rafael vivió bien, con propósito, lo sé porque era un ferviente lector, con la destreza para hilar con coherencia discursos razonados y con fundamentos legales, rama jurídica de la cual fue apasionado y tuvo intenciones reiteradas de oficialmente estudiar.

Amigo a la vieja usanza de lazos tejidos en el tiempo, por allá en las conversaciones entre típicas degustaciones gastronómicas y brebajes sociales, aseguró más de un puñado amigos que no necesitaban verle a diario para contar con él.  

Él también aprendió a vivir por segunda vez, eso después de aquel otro triste abril, pero en 2006 cuando mi amigo Carlitos, su hijo, se marchó. 


"No es solo cuestión de sobrevivir sino de vivir bien", frase tomada de Marcel, el caracol con zapatos.  


Hace poco cuando Rafael regresó de Chile a Margarita también lo hizo en silencio. No hubo bulla ni dejó saber a primera instancia, si volvía para quedarse en su amada tierra. Pues, se quedó. Venía a quedarse, a saberse cerca de La Asunción con sus sonidos y olores.  

"Regular para el tiempo", preocupaba a mi madre, esa reiterada respuesta de Rafael al preguntarle cómo se sentía. Ayer 27 de abril, cuando Eglee le escribió no hubo respuesta. A mi mamá le perturbaba un posible desenlace. Petra quién estaba con él, reconocía ese mismo día: "Ha sido todo muy rápido", en relación a su deterioro de salud. 

Quiero pensar seguirá disponible o estará cocinando en su apartamento para luego comentar y compartir la receta. Charlando en una plaza en La Asunción con su bolso cruzado y colgado al cuello; o redactando en su despacho en Farmamigos un comunicado en contra del ejercicio ilegal de la profesión farmacéutica. 

Puede también estar conversando entre risas en algún improvisado encuentro en Tacarigua donde Hilda Mata; ir leyendo mientras viaja por la línea 5 del metro de Santiago; o posiblemente, esté dando a Carlitos los abrazos que se debían. 


Para Rafael José Silva Figueroa † 28 de Abril de 2023