Ni lava ni presta la batea es una
expresión del refranero venezolano ampliamente utilizada por madres y abuelas
para explicar a familiares o algún visitante en el hogar, que alguien, no es
precisamente bueno para una labor, es decir: ¡No sirve pa’ una mierda!
Si hay un conglomerado a quien
aplique ese refrán como anillo al dedo en Venezuela es al chavismo, aunque
lavar, lavar, en el sentido estricto de la palabra, sí que saben cuándo de
divisas, sustancias o minerales se trata.
Aunque ese proverbio del coloquio
nacional permite inferir que la persona objeto de la frase sirve para nada, el
chavismo puede que sí haya servido para una cosa: Hacer el mal de todas las
formas posibles, por omisión, negligencia, pero sobretodo con propósito, con
intención, solo por mantener el poder a toda costa.
Buscando otra perspectiva a la
frase tradicional de nuestros padres, la cual describe a un ser inútil que no
lava, ni permite el uso del lavadero, son 20 años y contando de un grupo en el poder con dominio
absoluto, demostrando incapacidad para desarrollar a Venezuela y cuando irse debieron, descubiertos en su plan maquiavélico evitaron marcharse a toda costa,
aferrándose sin importar consecuencias.
La historia está escribiéndose
con tinta indeleble, el chavismo es sinónimo de destrucción en todos los
sentidos, es un sistema de gobierno no democrático fundado y regido por los
menos preparados y más violentos que controlan con miseria e indecencia la sociedad.
Un año más transcurre, no hay cambio alguno, el único hecho valioso que dista con los 20
años transcurridos y ganado apenas en 2019, es el reconocimiento conjunto de la
comunidad internacional, que por fin etiqueta de organización criminal a
quienes dominan Venezuela y sus recursos.
La ONU con sus informes sobre
Venezuela ha dado cifras, visibilizando fuera de las fronteras cada uno de los
derechos humanos vulnerados. También ha hecho sugerencias al estado criminal,
pero eso es arar en el mar. –Señor, usted que tiene presos políticos, deje por
favor de hacer eso-, señor usted que no lava ni presta la batea, por favorcito, ceda
el manduco.
Por Simón Peraza Lazarde
@sapl42